En este mes de agosto, recordamos con gran cariño a Santa Mónica, madre de nuestro padre espiritual, San Agustín. La imagen de santa Mónica nos transporta a nuestra dimensión más humana, mujer abnegada y preocupada por su hogar, ora incansablemente por su esposo Patricio y su hijo Agustín. El Papa Benedicto XVI, siempre cercano a la espiritualidad de Agustín nos decía con motivo de Mónica:
«Santa Mónica y San Agustín nos invitan a dirigirnos con confianza a María, trono de sabiduría. A ella encomendamos a los padres, para que, como Mónica, acompañen con el ejemplo y la oración el camino de sus hijos».
Queremos invitarles a orar junto a santa Mónica:
- Señor, tú concediste a Mónica la conversión de su hijo, danos la gracia de una continua conversión a tu amor.
- Señor, tú confortaste a Mónica en las pruebas de la vida, conforta a cuantos sufren soledad y abandono.
- Señor, que concediste a Mónica la gracia de ganar para ti a su esposo, haz que las esposas y las madres sean instrumento de tu amor en sus familias.
Oremos…
Señor, Dios nuestro, misericordia de los que en ti esperan, que adornaste a tu sierva Mónica con el don inestimable de ganar para ti, por su oración y ejemplo, a su esposo e hijos, concédenos, por su intercesión, ser mensajeros de tu amor para con nosotros y llevar a a ti los corazones de los hermanos. Amén.