Casa Provincial: Calle Agustinas 828, Int. 170, Santiago, Región Metropolitana.

Cristo de Mayo, una tradición cristiana que nos une

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Cristo de Mayo

Como ya es costumbre, el 13 de Mayo se llevó a cabo la esperada y muy conocida procesión del Cristo de Mayo, o Cristo de la Agonía, como también se le conoce; El Cristo de Mayo es reconocido por la corona de espinas que está en su cuello como consecuencia del trágico terremoto del 13 de mayo de 1647. Desde esa fecha, es tradición de nuestra ciudad de Santiago, realizar una procesión con la imagen del Cristo recorriendo las calles de la ciudad, con motivo de conmemorar la acción milagrosa ocurrida a esta imagen, y también pedir la protección del Señor  ante los terremotos y catástrofes que pudiesen ocurrir.

Esta tradicional procesión agustiniana, propia de nuestra ciudad de Santiago, reúne a una cantidad importante de fieles, quienes juntos a cantos, oraciones y meditaciones de los misterios del Rosario, conmueven a gran cantidad de personas que van se van adhiriendo a la procesión. Un momento importante, y también tradicional, es la pausa que se hace frente a la Plaza de Armas de la ciudad, que dura la extensión de  tres Credos, lo que se dice duró el movimiento sísmico, aquellos que pudieron, hicieron genuflexión o se arrodillaron mientras hacían su proclamación pública de fe.

Este año quienes caminaron junto a la Cofradía del Cristo de Mayo y los fieles que se sumaban a la procesión, animando en las oraciones y motivando la procesión fueron el P. Yuliano Viveros O.S.A. y el Hno. Carlos Lagos, ambos encabezaron la procesión que hasta el día de hoy se mantiene como patrimonio cultural de nuestro país y también expresión viva de la religiosidad popular del pueblo de Dios.

Concluyó la procesión con el regreso de la imagen del Cristo de Mayo al templo de San Agustín en Agustinas con Estado, donde todos los participantes y otros que estaban esperando con anticipación, hicieron ingreso al templo para celebrar en comunidad la sagrada Eucaristía dándole gracias a Dios por sus constantes beneficios y pidiendo que se haga su voluntad en nuestras vidas.

Fabián Ruz